Abren nuevas puertas para explorar cómo fenómenos cercanos afectan a nuestro planeta
El observatorio H.E.S.S. en Namibia desconcertó a la comunidad científica al informar que la Tierra ha recibido rayos cósmicos desde hace un década. Al parecer, se trata de una lluvia potente y que varia magnitud cada que llega a la Tierra.
De acuerdo al informe guardado, los sensores registraron electrones de rayos cósmicos de hasta 40 teraelectronvoltios (TeV). A pesar de que es difícil detectarlos, hay algunas pistas difusas sobre la ubicación del fenómeno, que pueden corresponder dentro del sistema solar.
Actualmente, los candidatos incluyen el remanente de supernova Anillo de la Monogema, las estrellas moribundas Velorum y Y2, o pulsares como Vela o Geminga. Pero, siguen intentando comprender de dónde vienen.
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¿Qué son los rayos cósmicos?
Los rayos cósmicos son partículas subatómicas con una energía extremadamente elevada, principalmente protones y núcleos atómicos acompañados de emisiones electromagnéticas, que se desplazan por el espacio y acaban bombardeando la superficie terrestre. Viajan casi a la velocidad de la luz, que es de unos 300 000 kilómetros por segundo.
Hay dos tipos de rayos cósmicos: galácticos y solares. La radiación cósmica galáctica procede de los restos de las supernovas, que son poderosas explosiones ocurridas en la etapa final de la vida de las estrellas gigantes que colapsan.
La radiación cósmica solar está constituida por partículas cargadas emitidas por el Sol, principalmente electrones, protones y núcleos de helio. Parte de esta radiación es emitida constantemente por la corona solar.
En general, sin importar su origen, la energía emitida en estas explosiones acelera las partículas cargadas fuera de nuestro sistema solar, por lo que estas se vuelven altamente penetrantes y muy difíciles de blindar.