Su amor se fue a la Amazonia, donde su romance dio un vuelco al corazón de todos
El amor está en todas partes, no es porque sea una romántica empedernida, sino porque la naturaleza regresa esa visión a nosotros. La naturaleza nos recuerda la importancia de conectar, de comunicar, de relacionar y entrelazar corazones bajo sus propios árboles.
Así fue como le paso a una joven australiana, luego de que decidiera conectar sus raíces en la selva amazónica, una forma de decir que decidió dejar la contaminación de las ciudades por plantar sus pies en la Tierra ecuatoriana, pero ¿por qué lo hizo?
Después de cuatro meses a través de una pantalla, hoy en día, salen a recoger hierbas y frutas, y cada tarde regresan con una profunda paz en el corazón. Así de especial es la relación y conexión de la australiana Jordan Hauenschild (26 años) y el ecuatoriano, Pitiuruk (24 años).
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La pareja que se une por amor a la naturaleza
Las redes sociales no son tan malas, han permitido que las personas conecten con otras, sin importar la distancia y barreras geográficas. La tecnología ha facilitado aquel intercambio de culturas, conocimiento e información. Así, fue como Jordan Hauenschild y Pitiruk se conocieron.
Si alguna vez te has preguntado si alguien ¿cruzaría el mundo por un extraño? La joven australiana diría que sí, es más lo haría sin nada a cambio. Hauenschild contó que encontró el perfil de Pitiruk un día como cualquier otro mientras navegaba por Instagram. Decidió mandarle un mensaje para conocer más sobre su cultura y estilo de vida y, para su sorpresa, él le contestó.
Después de compartir un tiempo juntos, ambos acordaron y decidieron conocerse en persona, al ver que las cosas funcionaban tan bien, ambas partes decidieron continuar con su amor entre ellos, pero sobretodo a la naturaleza.
Con esto, ellos han demostrado que el amor a la naturaleza es un sentimiento profundo de conexión, respeto y admiración hacia el entorno natural, mismo que nos impulsa a cuidar y proteger el medio ambiente, promoviendo la conservación de los recursos naturales y adoptando prácticas sostenibles, incluso viajar al otro lado del mundo para conectarse a la misma naturaleza.
Hoy en día, la pareja no solo exploró la selva ecuatoriana, sino que también viajaron juntos a Perú, Argentina y Brasil, creando recuerdos inolvidables y fortaleciendo su vínculo, con culturas, formas de vivir, comer y dormir.