Si bien muchas enfermedades graves generalmente se diagnostican a través de pruebas de laboratorio, imágenes médicas y otras técnicas de diagnóstico avanzadas, hay algunos casos en los que las señales cutáneas o los cambios en la piel pueden proporcionar pistas importantes o estar asociados con ciertas afecciones médicas. Es importante tener en cuenta que los síntomas cutáneos por sí solos no suelen ser suficientes para un diagnóstico definitivo y, a menudo, es necesaria una evaluación médica adicional. Estos son algunos ejemplos en los que las señales cutáneas pueden estar relacionadas con problemas de salud subyacentes:
Ictericia: El color amarillento de la piel y los ojos puede ser un signo de ictericia, lo que indica disfunción hepática. Afecciones como la hepatitis, la cirrosis o la obstrucción de las vías biliares pueden provocar ictericia.
Erupciones cutáneas: Ciertas enfermedades autoinmunes, como el lupus o la dermatomiositis, pueden manifestarse con erupciones cutáneas características. La psoriasis es otra afección autoinmune que afecta a la piel.
Diabetes: Los problemas de la piel, como el oscurecimiento o engrosamiento de la piel en ciertas áreas, pueden estar asociados con la diabetes. La acantosis nigricans, por ejemplo, es una afección en la que se forman manchas oscuras y aterciopeladas en los pliegues de la piel.